Epítetos

Canales Joaquín Betis
SEVILLE, SPAIN – FEBRUARY 21: Joaquin Sanchez of Real Betis celebrates after scoring his team’s third goal with his teammate Sergio Canales during the Liga match between Real Betis Balompie and RCD Mallorca at Estadio Benito Villamarin on February 21, 2020 in Seville, Spain. (Photo by Mateo Villalba/Quality Sport Images/Getty Images)

Tan obvias que ponen en duda la subjetividad de sus adjetivos, y con la certeza de un pase en el «Setienismo», me atrevo a lanzar una ristra de perogrulladas, no sin antes pediros algo: Hoy me he levantado más optimista de la cuenta, nada que ver con que falten treinta dichosos días para una nueva gesta, y es por eso que no dejo de pensar en alegrías. Así pues, me apetece recomendaros que, antes de leer la palabrería bonita que os prometo que os he dejado a continuación, imaginéis algo bello. Qué se yo. Así a bote pronto, por poner un ejemplo que jamás nunca antes había asaltado mi cabeza: una Macarena por Parras. La algarabía en la calle, el olor que desprenden los naranjos, la gomina que reluce y brilla en la cabellera del acólito. Un rayo de sol acaricia su cara y allá va ella, sonrojando las mejillas del que se atreve a mirarla. Me puede el verde.

Me puede Nabil, con sus gamberradas de niño y la risa nerviosa que nos arranca antes de cada diablura. También Joaquín, con sus interminables cambios de ritmo por la banda derecha del Villamarín, y la expresión de admiración que nos engendra cada vez que caen en nuestros recuerdos sus cuarenta añazos. Pensar en Guido es estrujar los dientes con todas las fuerzas cada vez que recupera un balón que traía la etiqueta de «alerta». Hablar de Carvalho Da Gama, es apreciar el arte de las caricias que le da al balón. Lo quiere tanto que le da hasta pena ensuciarlo.

A día de hoy, extrapolar Betis a cualquier ámbito es mi filosofía de vida. Posiblemente sea inmadurez, no lo niego, pero hasta que llegue algo que merezca más la pena (aquí os espero sentado con las pipas), lo voy a seguir haciendo. En mi familia, (como en todas que no lo dudo), hay y hubo siempre algún que otro, vamos a dejarlo en percance. Para mí, Nabil es el fiel reflejo de mi hermano riéndose tan ingenuo después de cada golpe que azota nuestra estabilidad emocional. Para mí, Joaquín es mi padre con la carisma que atesora y los cojones que tiene que tener para que yo vea de la hostelería un trabajo fácil. Guido es mi madre dando una solución a cada problema por insuperable que parezca. William es mi abuela habiendo amamantado con su cariño a no una, sino dos generaciones de los Rivera.

Cuánta belleza se esconden tras tus trece barras, y si no mirad la lección de beticismo que le dio Canales a Valdano. Me apuesto mi libro de ‘Indomable’ a que el argentino se desgañita ahora mismo por echar una pachanga con la verdiblanca y al lado del cántabro. No sé yo si cuando afirmaba jugar con Dios, hablaba de Maradona o del del pececito en la rodilla… Porque eso que tan bien expresó el ‘mago’ en Universo Valdano es el Betis en su más pura esencia: Pasión, lucha, constancia, resiliencia, amar, sufrir, cantar, reír, llorar. Como la vida misma.

Ivan Diaz

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla. "El fútbol que se lee".

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