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El Real Betis aún no lo ha conseguido todo. Tres años después, está en su mano la vuelta a Europa League, cosa que no es nada extraña pues la temporada ha sido digna de ello. Bien sea por las rachas negativas, por los innumerables impedimentos que han derivado del Covid-19, o por la presión que supone venir precedido de una temporada tan decepcionante, la capacidad de resiliencia que ha aflorado este año en la institución merece este colofón final. Será en Balaídos, ante el RC Celta de Vigo, un equipo que, pese a no jugarse nada, tiene la intención de acabar la temporada brillando. Los verdiblancos, por su parte, solo han conocido una derrota en los últimos once enfrentamientos ante el Celta.
Un último arreón
Los verdiblancos tienen ante sí una oportunidad magnífica. A día de hoy, el conjunto dirigido por Manuel Pellegrini marcha sexto en la clasificación, dependiendo única y exclusivamente de sí mismo para lograr su objetivo. Además, por si fuera poco, el calendario ha deparado un choque entre el Real Madrid y el Villarreal CF para la última jornada. Si de primeras el rival de los castellonenses es duro, hay que sumar el aliciente que conlleva la posibilidad de conseguir un título liguero. De todas formas, dejarse llevar en Vigo y esperanzarse de lo que pudiera suceder en Valdebebas sería un error garrafal, de esos que uno no puede permitirse. Así lo ve Pellegrini: «Para mí lo más importante es que no tenemos que estar pendientes del Villarreal, sino superar a un buen equipo como es el Celta».
En frente, el conjunto vigués llega con cinco victorias consecutivas tras asaltar el Camp Nou. A nivel de aspiraciones, el Celta de Vigo recibirá a los heliopolitanos sin presión alguna. No obstante, el mero hecho de que 5.000 aficionados celtiñas vayan a presenciar en directo el encuentro dos años depués, sirve para presentarse al partido sin paliativos. «Veo al equipo motivado por el regreso de la afición. El cierre de una temporada no es un dato menor, hacerlo de buena forma sostiene una inercia, una imagen o una ilusión para lo que vendrá, que es importante», expresó el Chacho Coudet ante los medios.
Sergio Canales, como fuente de inspiración
El cántabro, ausencia en esta última lista tras resentirse de unas molestias en el tendón de su talón, dio todo lo que tenía y más durante toda la temporada. Ahora, su físico ha dicho «basta». Si bien, a Sergio no se le notó bien en los últimos dos meses, consecuencia evidente de recortar tiempos para su recuperación en el mes de enero. No obstante, un año más, queda latente el ejercicio de pundonor que viene caracterizando al mago santanderino, pues incluso ha llegado a poner en riesgo una posible participación en la Eurocopa. Sin duda, el relevo está en Rodri. El de Talavera, salvaguardando las distancias, es quien posee las características más similares a su estilo de juego, necesario para robarle la posesión al conjunto local. En este sentido, el Celta necesita el dominio de la bola para que, un pletórico Santi Mina trate de culminar las pocas ocasiones que le conceda la zaga visitante.
Por otro lado, en una lista de convocados en la que vuelve a estar el lateral Martín Montoya, todo parece indicar que será la última de dos jugadores muy importantes para el club: Emerson y Mandi. Ambos, por su dedicación cabal durante las dos temporadas que han estado en el Villamarín, pretenden despedirse con un buen sabor de boca, certificando el broche de oro que supone una consecución de esa envergadura como es clasificarse para Europa League.
Gil Manzano, árbitro del duelo
Jesús Gil Manzano es el trencilla designado por la federación para impartir justicia en este último encuentro. Los verdiblancos, de un lado, han logrado dos victorias en los dos choques que les ha dirigido esta temporada ante el Villarreal y el Levante. Del otro, el balance de los vigueses con el de Don Benito es el siguiente: Siete victorias, dos empates y nueve derrotas. En la Sala Var, será el madrileño Pizarro Gómez quien le asista.
