Crónica de la afición | Real Betis 2-2 RCD Espanyol: De sevillanas maneras

Foto vía: LaLiga

La pandemia nos ha enseñado a valorar más cada momento que compartimos con aquellos que tienen con nosotros algo en común.

Todavía resonaban en el Benito Villamarín los ecos de la remontada al Celtic de Glasgow el pasado jueves, cuando ya interpretábamos de nuevo el himno aunque todavía no podamos hacerlo apiñados como balas de cañón. Manuel parece que abre el tarro de las esencias y pone en liza toda la calidad que tiene. Luego el césped pondrá a cada uno en su sitio.

Que la primera oportunidad que tuviéramos iba al palo y que perdíamos a un central en los primeros minutos ni cotizaba, además, el ciclón de los primeros ataques se convirtió en brisa y terminó marcando el Espanyol.

El Betis resurgió al final de la segunda parte, pasando de brisa a Levante, ese viento que impulsó los cantes de ida y vuelta, desatando dos arreones que ponía el marcador a favor de los de verde y blanco.

Un equipo como el bético, diseñado como si de un manto de los que realizó Juan Manuel Ojeda a la Macarena se tratara, comenzó la segunda parte haciendo fútbol bordado en oro y plata.

Pero las grandes faenas hay que cerrarlas en los últimos metros, donde las figuras se juegan el tipo y el cortijo. El físico comenzó a pesar y el Betis cambió la seda y el terciopelo por el ruán y el esparto. Perdíamos otro central, en esta ocasión por una tarjeta roja.

Había que sufrir, para eso somos el Betis, apretando los dientes, defendiendo todos juntos en bloque bajo, dejándonos el alma.
Pero cuando parecía que ya estábamos a punto de entrar en capilla, un chubasco de agua fría nos cayó como un mazazo en forma de gol del Espanyol.

Este Betis tiene momentos en los que es un vendaval, pero tiene otros en los que se vanagloria de sí mismo y se gusta tanto que termina perdiendo todo lo ganado hasta ese momento.

Con el ingeniero nadie se rinde ni se da nunca un partido por perdido, nos volveremos a levantar, no hay otra que seguir luchando, por los béticos, por esos que creen que somos más que un equipo, y que forman parte de las trece barras de nuestro escudo.

Por Alberto Olivares @invictushub

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