Si a primeros de agosto, en esas tertulias bajo la sombrilla y una Cruzcampo fresquita, alguien hubiera dicho que en un Betis-Rayo, ambos equipos estarían jugándose un puesto Champion, que la alineación sería Edgar y diez más, y que en el minuto 20 todo el «Bendito» corearía los goles de Álex Moreno y Juanmi, muchos pensarían que en vez de beber cerveza nos estaríamos fumando algo. Pero así es.
Este Betis empezaba la jornada aspirando a puestos muy altos, contra un Rayo que venía como revelación de LaLiga y con jugadores que en pocas semanas han pasado de villanos a héroes.
El juego transcurría como era de esperar. Toques rápidos, llegadas al área y ocasiones más o menos claras. Hasta que un gol de Moreno y otro de Juan Miguel en tan solo un minuto puso en franquía a los verdiblancos, que por arte de magia, entraron en esa etapa conocida por muchos como «el mamoneo». Esa delgada línea roja entre dormir el partido y jugar con fuego.
¡ Y vaya que si jugaron con fuego! En el tiempo de descuento, y haciendo un homenaje a la calle donde tienen su estadio los vallecanos («aka» payaso Fofó) Alex Moreno cogió la trompeta, se puso la peluca, y en una cesión que es de primero de infantiles, dio un pase atrás que después de unos segundos tebeísticos, Nteka aprovechó para perforar la meta de Claudio Bravo y llevarnos al descanso con una congoja que los que vestimos de verdiblanco sabemos cómo es.
Y tras el descanso, la segunda mitad: pocas cosas en esta vida son más certeras. Tanto como que ver un partido del Betis nunca es un remanso de paz.
Tras unos primeros minutos de ocasiones más o menos claras, empezó a sonar esa sintonía que tanto nos remonta a tiempos pasados… «Uno del rayo se balanceaba sobre la defensa del equipo, como veía que no se rompía fueron a llamar a otro del Rayo». Hasta que se rompió.
Y tanto que se rompió: gol de Alvarito que puso tablas en el marcador y el miedo en el estadio. ¿Os suena?. Y es que, si nosotros sacábamos a Lainez, ellos sacaban a Falcao; si nosotros a Guardado, ellos a Isi.
¿Quién dijo miedo? Pues todos lo decíamos. Hasta que una incursión por la banda de Álex Moreno (sí, otra vez) terminó en un penalti tonto de Balliu (sí, otra vez) y otro gol para la buchaca de Willian José.
Quince minutos para el final que se nos hicieron eternos (hasta para el árbitro, que decidió añadir solo dos más) y una victoria, otra, que nos acerca a ese sueño que se llama Europa League.
Queda mucho. Sí. Pero este equipo tiene algo que antes no tenía, y es que pierde muy poco. Sigamos disfrutando, por lo menos hasta el miércoles, pero esa será otra historia y será contada por otro bético.