Aplastado. Derrotado. Cautivo. Así salió «su Majestá» ayer del Metropolitano. Porque así lo quiso él. Quiso dar vida a un trozo de madera con un martillo y un formón. Como trozos, a pedazos. Así se queda el Real Betis de mis amores cuando no juega Guido Rodríguez en la medular. Evidentemente, William y Guardado fueron esas ineptas herramientas, con las que el Ingeniero pensó darle forma a su fortaleza defensiva. Quizás, en su cabeza el plan estuviese maquinado escrupulosamente. En la práctica, al Cholo le bastaron cuatro gotas y tres goles para derribarlo. Pero no nos engaña. No creyó en la victoria en ningún momento.
Tiró al fondo del mar las llaves de mis sentimientos. Mejor dicho, las de todo aquel que se sentó con expectativas a contemplar el encuentro. Al mar, o mejor dicho, a la ciénaga que fue la lona del Wanda Metropolitano. Y las pisoteó. A ese trozo de madera, tras el catastrófico partido, le puse como nombre desilusión. Mas hice el juramento de no volver con él. O con ella. Da igual. Pero pobre ingenuo. Pobre necio. Si es semana de derbi.
Gran mentira verdadera
Partido a partido, tralará. Vamos a contar mentiras, tralará. Con filosofía cholista, evocó Pellegrini al corresponsal que le preguntó acerca del posible liderato, semanas pasadas, la ostia que te puedes llevar cuando te montas en la nube. Esa nube que tan bien conocen los béticos, a la que tantas veces han probado a entregarse con locura. La nube de la ilusión. ¡Zas! Por ilusionarte, ingenuo verderón. Parece que lo hizo queriendo. Bah, jamás lo haría con esa intención. Dicho esto, fuese o no casualidad, el baño de realidad le golpeó en las costillas cuando cayó de la nube. Porque no fueron los incalculables litros de agua los únicos que bajaron de la nube ayer. Pobre Manuel, te entraban ganas de abrazarlo. Pobre Manuel, te equivocaste y encima saliste empapado.
Haz en todo momento lo que te dicte el corazón, pero dínoslo Manuel. Nos habrías ahorrado el mal trago. No digas que vas a disputar cada partido como una final, cuando perfectamente sabías que salir a este estadio con ese planteamiento era arrojarte tú mismo por la borda. El chileno no ha vencido a ningún equipo Champions desde que llegó al Betis. Va un poco tarde. No obstante, nunca es tarde. El domingo no sería tarde. Te perdonaríamos el pecado del Wanda.
No nos mientas más. «No es mentir. Querido Iván, hazte duro y fuerte, aunque hables sin razón», me dice. «No vimos un Betis tan malo como refleja el marcador», dijo al término del choque despojado de cualquier tipo de vergüenza. Qué granujilla. Sí, fue malo, Manuel. Fue un espanto. Del nivel del partido contra el Villarreal. En ningún momento se vio al equipo con posibilidades de ganar. “Fekir venía con una carga importante, le arriesgaba a una lesión. Estimamos que era mejor que no lo jugara”, expresó el briboncete. No lo habías rotado en los catorce partidos anteriores. Pudiste hacerlo ante el Valencia. Puede que peque de soberbia, pero les ganaste sin despeinarte. Tú sabrás. A tu sapiencia nos encomendamos.
Nunca llueve eternamente
Menos si estás de Erasmus en Angers. Aquí no va a parar. Así pues, como no queda otra, al mal tiempo hay que ponerle buena cara. A pasar página. Justo lo que, de seguro, mandó a hacer don Manuel tras el partido. Pero, ¡una y no más, Santo Tomás! Dice Guardiola que las derrotas son el mejor aprendizaje en el fútbol. Pero bueno, si esta semana no se pierde más, mejor.
Siempre hay que mirar la vida con el cristal con que se mira. El Bayer Leverkusen llega al jueves con serias bajas. Patrick Shick, su máximo goleador, se ha roto el ligamento cruzado. Se le unen Bakker, Bellarabi y Aranguiz. En suma, atraviesan un verdadero bache de resultados. Desde el 3 de octubre perdieron tres partidos y empataron dos. En este sentido, fue el Karlshruher, el noveno clasificado de la Segunda División alemana, su último verdugo. Lo eliminó de la DFB Pokal, (la Copa Alemana). Por otro lado, al margen de esta mala dinámica que atraviesa, está siendo un rodillo en el grupo de la UEFA. Quienes ya ganasen la Copa de la UEFA en 1988, son actualmente líderes de grupo. Así, depende del cristal con que se mire, habrá lugar para más o menos optimismo de cara al encuentro. La visita al BayArena yo la miro expectante. No me mojo. Pellegrini se mojó ayer, y así acabó.
Sin embargo, tiene margen. Mucho margen. Y fe. Y respeto. Se lo ha ganado él solito, a base de resultados. Que este pequeño rapapolvo no empañe el magnífico comienzo de temporada que ha realizado el equipo. El equipo juega, divierte, vence y convence. Colíderes de grupo en la UEFA Europa League. Quintos en LaLiga. A cuatro puntos del liderato. Se dice pronto. Él es el máximo culpable, y tiene mi respaldo y el de todo el pueblo helipolitano.
Ingeniero, tú a tu plan
Hay quien nace con estrellas, y otros que viven siempre estrellados. En el clásico sevillano, históricamente, somos los de La Palmera estos últimos. Uno suele encarar con miedo estos partidos. Uno, que nació en el siglo veintiuno, ha visto a su equipo claudicar en derbi sí, derbi también. Sin embargo, no existe esa sensación hoy por hoy. El miedo no está, ha desaparecido. Se evaporó. Miedo, ellos. Tienen mucho que perder. Nosotros tenemos mucho que ganar. De tú a tú. Con coraje. Como vencieron el domingo los guerreros de Aitor Martínez en el derbi de División de Honor. Con fe. Con garra. Porque Aitor Martínez así lo quiso. Porque Manuel Pellegrini así lo quiere.
El bético se ríe de la frase que dice que «la vida es larga y dura». El bético, que ha visto vagar a su equipo por los campos de tercera. Que ha visto como su equipo tenía la pierna puesta encima, y no levantaba la cabeza de segunda. Dile tú, Manuel, a ese bético que ahora se desvive, se desgañita, y disfruta con su equipo gracias a ti, que no crea. Ese bético siempre se desgañitó y siempre se desvivió. Si bien, ahora lo hace con motivos. Dile que no vea al equipo capaz de someter al eterno rival el domingo. Pídele que no crea en aplastarlos. Inténtalo. Ya te digo yo que es demasiado tarde. Confían en ti. Van a muerte contigo. Buenas noches, Manuel.