Atraco a la ‘Dama de Elche’

Juan Miguel Jiménez celebra el primero de los tantos en el Martínez Valero.| Imagen de Aitor Alcalde Colomer/Getty Images)

Todo comenzó un domingo otoñal. Un mar de incertidumbre sobrevuela Hispalis desde algunas semanas. Culpable de ello, una trinidad infausta de derrotas, que se entrometió en el camino del señor Pellegrini. Llegado de tierras latinas, aterrizó para comandar una tropilla de una veintena de caballeros.

Al principio todo fueron buenas noticias. Sometió coliseos allá por donde marchó. El pueblo de Heliópolis le aclamaba. Si bien, en Madrid se topó con un líder de guerra que a nada temía. Profesaba la religión cholista y su regimiento le idolatraba, hasta el punto de emularle. Aquí, el pelotón de Manuel claudicó. De aquí en adelante, se sucedieron dos derrotas de calaña cruel. Una en tierras germanas, desviando el rumbo de los combates internacionales. La otra, quizás fue la más despiadada. Fue contra los bárbaros del Pizjuán, de donde el batallón salió con una mano delante y otra detrás. El pueblo comenzó a difamar. Las malas lenguas acechaban. Se cuestionó su gallardía contra batallones de alto rango. Al experimentado líder de su comitiva, curtido en más de quinientos duelos, lo flagelaron. Ya peinador de canas ha decidido colgar su espada. Así, la milicia decidió marchar al ostracismo para reparar los daños afligidos. En realidad, hubo un parón de Selecciones.

Asalto a Elche

A la vuelta, Pellegrini y sus secuaces pusieron rumbo a Elche, una villa de la ciudad alicantina. Las leyendas hablaban de un tesoro escondido en las catacumbas del anfiteatro Martínez Valero. Allí, la profecía de una pequeña gesta encontraba cobijo: tan solo una derrota contra la Guardia Real de Madrid en los seis enfrentamientos previos que tuvieron lugar. Se decía que el busto de una bella «Dama», que era protegido por un hidalgo valenciano apellidado Escribá, estaba en peligro. Así, el cabecilla de la escuadra heliopolitana se dispuso a averiguarlo. Dio la orden a sus guerreros de ataviarse con sus mejores galas. Una reluciente armadura, que irradiaba un enérgico azul añil, fue elegida para la ocasión.

Desde Coín llegó el gran artillero de la batalla. De la estirpe de los Jiménez, el pequeño y raudo Juan Miguel estuvo destinado a ser la mayor amenaza para los escuderos ilicitanos. De sus armas nació el primer golpe asestado, tras el cual se escondió bajo la armadura el tesoro de la ‘Dama de Elche’. No era de extrañar. El malagueño contaba con un 36% de efectividad en sus disparos en la presente campaña, por detrás únicamente del famoso Carlos Soler, guerrero de las orillas del Turia. Sin tiempo para vítores, el segundo y severo golpe no tardaría en llegar. Un atacante carioca, apodado según la mitología como ‘Tigre de Alagoas’, actuó rápido para poner distancia con sus contrincantes. Cinco disparos acertados previos en el presente curso lo presuponían. Por último, el juglar Nabil haría malabares para lograr el tercer e irreversible castañazo al bando blanquiverde. ¡Qué delicatessen verle manejar la tizona! Con razón, cuando los gladiadores más portentosos del país, organizan almuerzos, llámense Vinicius Jr, llámense Benzema, Busquets o Suárez, a él lo invitan a comer en su mesa. Tiene el nivel. Oyarzabal también.

Esta batalla marcó un antes y un después en ambas escuadras. De un lado, la invasión del bando victorioso supuso la mayor hazaña del chileno lejos de su zona de confort. En suma, lo vuelve a proclamar como dirigente con mayor porcentaje de victorias en la historia del tropel. Ello supuso la rendición inmediata del bando de Escribá. Abatido, entregó sus armas y puso fin a su estancia en la ciudad. Por ello, el mando de la ‘Dama de Elche’ dejó de pertenecerle.

Rumbo a Europa

Han demostrado que es cuestión de actitud. Con la moral por las nubes, los verdiblancos pretenden alcanzar cotas más altas, pero para ello tendrán que decidir qué actitud presentarán. En este sentido, Pellegrini es un líder carismático con poder de destrucción, pero que a veces puede herirse a sí mismo. Ya se vio. «Hicimos un partido completo, incluso con uno menos», dijo con orgullo al término de la victoria en Elche. «La expulsión nos lastró. El equipo con uno menos bajó la intensidad», lamentó tras el derbi. Todo depende del cristal con que se mira, pero por el momento el catalejo de Pellegrini se empaña cuando vislumbra las grandes citas.

Así pues, el próximo jueves el Real Betis encara una cita a gran escala. De esas donde no debe temblarle el pulso y donde tiene que pelear con cuchillo entre dientes. Se juega el liderato. En LaLiga marchan quintos. En un campeonato donde prima la regularidad, los verdiblancos están demostrando ser buenos de manera regular. Pueden permanecer más que satisfechos con lo conseguido. De hecho, yo lo estoy. Pero la tabla de nada sirve. La dinámica debe ser partido a partido. El jueves viene el Ferencvarós. Después, el domingo, ya se verá. Pero el partido importante es el del jueves. Será un gran jueves otoñal.

Ivan Diaz

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla. "El fútbol que se lee".

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