El Palmerín d’Or

Juanmi, Andrés Guardado y Álex Moreno Real Betis celebran un gol ante el Levante UD en elEstadio Benito Villamarin.| Imagen de Javier Montano/DeFodi Getty Images.

Manuel, dame compás. Desde que te he conocido estoy sintiendo algo dentro de mi alma, porque tú le has transmitido a mi corazón el sentir con ganas. Por haberme dado tú esta nueva luz que alumbra mi alma, ¡qué felicidad la mía el estar contigo y amarte con rabia!

Comienza la semana de la misma forma que empezó la anterior, con victoria verdiblanca. O victorias. Fueron dos, ante el Ferencvaros y el Levante. Mejor aún. Es una sensación extraña. Es mal acostumbrarse. Permitidme si saco la vena pesimista, pero sigo sin aclimatarme a encadenar los puntos de tres en tres. Qué le hago. A uno le cuesta aclimatarse a lo bueno. Es jodido porque no se saborea el momento y este Betis es para chuperretearse los dedos. Pellegrini ha hecho bueno a este Betis, y yo espero espabilar antes de que se marche.

Juanmi, de gala

No obstante, Juanmi Jiménez tampoco se aclimata aún a la fama. Jiménez, qué bella estirpe. No tiene aspecto de goleador. Bueno, realmente meto los pies en un terreno pantanoso con esta afirmación. ¿Qué aspecto tiene un goleador? Mirad Rubén Castro. A decir verdad se parecen. Ambos tienen el instinto del gol, que se dice pronto. Pero sin comparaciones, que Juan Miguel es un chico humilde. Es el Kanté del Betis. Nada más hay que ver cómo se alegran todos por él. Todos gritaron de júbilo el domingo por él. Y el de Coín, cual niño pequeño se escondía. Metió la cabeza en el vestido de su mamá. Hasta tal punto que le tuvieron que poner el balón a las puertas del Gol Sur para que se acercase. Y allí, colorado como un tomate se puso. «Ver un estadio entero coreando tu nombre hace que se te ponga la piel de gallina», confesó tras el partido el malagueño.

Ayer, en la gala, Messi salió con un balón. Y qué, Juanmi el domingo salió del Villamarín con otro. Y con una sonrisa. Es justa y necesaria tras colocarse como el máximo goleador nacional. También es el máximo goleador del equipo. Y que sigan los elogios porque es el delantero más efectivo de las cinco grandes ligas europeas con un 44,4% de efectividad en sus remates. O lo que es lo mismo: convierte en oro cada balón que toca.

La joya de la corona

Tiene el Betis una corona en el escudo y otra en el banquillo. Pellegrini es sinónimo de victoria. Casi siempre. Resulta que el chileno tiene vértigo a las alturas. Cuando tiene que mirar hacia arriba en la tabla, cae aturdido. Le pasó con la trinidad infame en aquella semana ‘horribilis’. También con el equipo de la capital y en su visita a Castellón. Mas no hay más. Bueno, el sábado visitaremos el Camp Nou, aunque quién sabe. Por el momento van debajo nuestra y quizás no se asuste. Quizás hasta ganamos. Pero una cosa, si la tónica de la temporada va a ser esta, ponedme este gin-tonic cada año. Los de Pellegrini suman 27 puntos en 15 partidos de LaLiga y firman un 53% de victorias, porcentaje que solo han superado una vez a lo largo de su historia: en la 1934-35 (67%), cuando ganaron el título liguero. Gin-tonic por aquí. Renueva, Manuel, renueva.

Hablando de joyas, ‘Rubí’ tuvo el mismo equipo que tiene Manuel hasta la fecha. Pero para que os hagáis una idea, Rubi quedó el quince con diez victorias en todo el campeonato. Por su parte, Pellegrini lleva ocho victorias en LaLiga hasta la fecha. Y tiene al equipo quinto, clasificado de ronda en Europa y relamiéndose para la visita a Alcoy del miércoles en Copa del Rey. No, todavía esa copa no lleva el nombre de Juanmi. La diferencia entre ambos es clara: ambición.

Aquella temporada fue pésima. El Betis traía unos sueños y unas aspiraciones enormes y Rubi, el Covid-19 o Satanás, se encargaron de destrozarlos. Ahora todo es difícil. No podrás ni creer lo que ves. A mí mismo me cuesta. Pero se acabó, porque Manuel se lo propuso. Porque el chileno ha sabido sacarle todo el jugo a este zumo llamado Betis. Tiene el mismo grupo, pero no son los mismos jugadores. Ha sabido insuflarles el sentimiento de guerra. Son verdaderos patriotas de Heliópolis.

Con Pellegrini todo es distinto. Porque sufrimos como nadie había sufrido y nuestra ilusión se quedó vacía y sola, desahuciada en el olvido. Pero después de luchar, comenzamos a recuperarnos un poco, y Rubi, olvidé todo lo que te quería. Tanto que ahora ya mi mundo es otro. Tú no me vengas con pamplinas, ni me pidas que te ayude, que cuando te necesitaba yo jamás a ti te tuve. Ni te quiero ni te odio. Quiero bien que me comprendas, Rubi, que eres uno más de tantos que yo nunca conociera. De María Jiménez es esta letra. Jiménez, qué bella estirpe.

Ivan Diaz

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla. "El fútbol que se lee".

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