El Betis se presentaba este domingo para disputar la jornada número 20 de la competición liguera en el campo del Rayo, el mejor equipo como local de la competición, que había ganado 8 de los 9 partidos disputados en Vallecas y empatado el restante.
La sorpresa en la alineación previa al choque era la ausencia de Juanmi, por una indisposición de última hora, ocupando Tello su puesto en el once inicial. Por otro lado, Edgar volvía a la titularidad en liga, después de haber sido ya titular en copa, y Carvalho continuaba en el 11, haciéndose cada vez más importante en este equipo. Por lo demás, lo esperado por todos, con la presencia de Borja Iglesias por el lesionado Willian Jose.
Como se ha comentado, el Rayo de local es el mejor equipo de la categoría. Y además, suele comenzar sus partidos muy fuerte. En este sentido, en los primeros 30 minutos de sus partidos en casa había anotado hasta la fecha 10 goles, más que ningún otro equipo de la liga como local en estos minutos. El Betis, conocedor de esta fortaleza, comenzó el partido con ímpetu, yendo al ataque e intentando inclinar la balanza a su favor. La primera media hora de juego fue muy igualada, de ida y vuelta, con acercamientos en las dos áreas, pero pocas ocasiones de peligro real. Una doble ocasión de Fekir y Álex Moreno fue lo más destacado de los visitantes, y un par de disparos de Isi lo más destacado de los locales.
Estaba siendo un partido parejo, disputado e interesante para el espectador. Hasta que en el minuto 33 llegó la acción que condicionaba todo el encuentro. En un balón dividido van a la disputa Álex Moreno e Isi, este segundo agachando la cabeza a un metro del suelo. El bético, sin querer, lo roza y el árbitro, al ver sangre, saca roja, ante la incredulidad de los comentaristas y la de los que amamos que este deporte lo decidan los futbolistas. Una acción más que rigurosa que el árbitro no ve en directo y después decide no revisar. Las decisiones arbitrales en la liga huelen raro, y más desde que el jefe de los árbitros es sevillista, pero ese tema da para un análisis más extenso que esta crónica.
En medio del enfado verdiblanco, la primera parte agonizaba y parecía que el partido llegaría al descanso con igualdad en el marcador, mientras el árbitro continuaba su show particular. Pero en el descuento, Canales adelantaba al club verdiblanco, tras una magnífica triangulación entre este, Fekir y Bellerín, que asistía al cántabro, para empujarla a la red y abrir el marcador. Pese a ello, los béticos se iban al vestuario con un enfado lógico por lo sucedido a nivel arbitral, reflejado en una amarilla a Pellegrini, que no suele quejarse, pero razón tiene para que la paciencia se le acabe.
Comenzaba la segunda parte con un guion definido. Obviamente, el Rayo por debajo en el marcador empujando y el Betis, con uno menos, intentando defenderse replegado. Al final de la primera parte, el entrenador verdiblanco, había retirado del campo a Borja Iglesias y había metido a Guardado, para cubrir el hueco en el lateral que había dejado la expulsión de Alex.
Lo cierto es que el Betis, a pesar de la inferioridad numérica y del repliegue obligado, aguantó durante muchos minutos pasando menos apuros de lo esperado dado el guion que se había presentado, e intentando salir alguna vez al contragolpe.
Mientras tanto, Andoni Iraola fue metiendo en el campo a más jugadores ofensivos, buscando remontar el partido y sabiendo que las opciones del Betis de ir al ataque habían quedado muy mermadas. Y en el minuto 70, con el equipo rayista cada vez más volcado, consiguieron el empate. Un centro lateral fue rematado por Falcao al poste y, tras varios rechaces, le cayó al lateral Balliu al borde del área pequeña quien, con sangre fría, se sacó un disparo ajustado para igualar el partido.
Aún quedaban 20 minutos de choque más el descuento y la afición local empujaba, conocedora de que era una situación propicia para sumar 3 nuevos puntos. Por su parte, el Betis, que no suele dar por buenos los empates, sabía que en esta ocasión no le quedaba más remedio que intentar centrar sus esfuerzos en conservar el punto.
Desde entonces hasta el final, hubo alguna ocasión que pudo declinar la balanza hacia el equipo local, que fueron desbaratadas por tres buenas paradas del cancerbero bético Rui Silva, la primera de ellas a Guardiola y, posteriormente, ante una doble ocasión de Bebé y Álvaro. No obstante, el Betis consiguió aguantar bien y con alguna salida para frenar el ímpetu rayista, especialmente gracias a la potencia de William Carvalho. Destacable partido el suyo.
Finalmente, reparto de puntos para ambos equipos con un sabor agridulce. Por un lado, se puede ver la parte buena de que el equipo es cada vez más compacto y consigue rascar algo positivo en el campo más difícil de la liga hasta la fecha. Por otro lado, la parte negativa de los dos puntos que se van y, sobre todo, de la indignación porque los partidos en esta liga, en demasiadas ocasiones, no lo decidan los futbolistas.