Dorantes roza con sus manos el paraíso. Suena Orobroy, William acaricia el balón, sueña despierto el Villamarín. No sé si os pasa que os imagináis cómo sería una situación si una melodía acompañse un momento concreto. Mal harán en la Bienal si no componen algo en honor del portugués. De seguro que un tal Rafa Serna disfruta desde lo más alto del lusete e incluso no me extrañaría lo más mínimo que se haya animado a armarle alguna estrofa. ¡Qué delicia ver a Carvalho! Si a su hija la mece igual que al balón, esa criatura no abre un ojo en toda la noche.
Los hay quiénes acompañan musicalmente incluso poesías, aunque sinceramente a mí ese género literario es un mundo que me falta por recorrer. Sin embargo, un día un sevillano que vio poesía en la belleza de una mujer pronunció los siguientes versos que a mí me tanto me marcaron: «¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú». A ver, quién sabe recordar el nombre de un mago de Santander con los ojos azul Huelva experto en superar lesiones. Señor Bécquer, has de saber que Canales te haría música para esos versos.
Concibo la música como fuerza sobrenatural. Tiene un poder inmenso para conseguir provocar emociones a quién le llega. La música en todas sus vertientes son verdaderos estados de ánimo. Así, imagínense lo que podría brotar en estos momentos de los que portan las «trece barras». En un momento donde todo son buenas noticias, donde los partidos se cuentan por victorias y donde la grada anima con Quevedo, el «Stereo Love» o lo que le echen, el Real Betis vive la música con algería. Ahí baila hasta el «apuntaor» y quién diga lo contrario miente. Se escribe Manuel Pellegrini, pero si lo lees con el dialecto gaditano se dice José Mercé. De Jerez, de Santiago de Chile, ¡qué más da! Hoy, para él, «la vida sale».
Nueva parada, Madrid
Ahora viene una historia, un cuento que a falta de tan solo días terminará sin nuevas llegadas. Bastaron tres victorias en tan solo tres jornadas. Deseo de grandeza se palpaba en el ambiente, con un plantel que pasaba muchísimo del decir de la gente. Gritaron a viva voz el deseo de hacer una locura, una aventura que no entrase en la mente. Le dieron tres vueltas a un plan que ya tenía tres años. Pusieron la directa rumbo a La Castellana…
El próximo sábado se enfrentan los dos colíderes de Primera División. ¡Qué bien suena cuando las letras están escritas a tinta verde! Un duelo de altura en el Santiago Bernabéu, un estadio que para el Real Betis es sinónimo de puntuar desde hace cuatro años. No es su liga, ya que su escalón económico y deportivo está a años luz del club de la capital española. Si bien, toda vez que Pellegrini ha implantado el gen de la ambición en la entidad es innegable que los de verde dejarán su vida por alcanzar la gloria. ¡Qué buen vasallo que fuera, si tuviese buen señor! (Cantar del Mío Cid)