El Real Betis Balompié, un equipo especialista en repetir errores

En redes sociales hay una expresión que acompaña a muchos “memes” que es “da igual cuando leas esto”. Es algo que, por desgracia, se podría extrapolar a lo que se va a hablar en los próximos párrafos.

El Real Betis Balompié repite cíclicamente los mismos errores. Quizás el problema es que los ciclos cada vez son más cortos.
Cada temporada la fiel y paciente afición bética comienza el curso cargada de ilusión. Pensando que este año va a ser el bueno. Que el nuevo entrenador será el definitivo, y que los fichajes triunfarán.
Sin embargo, a las pocas jornadas, la realidad golpea y destruye las expectativas creadas. Esta historia contada en pocas frases la lleva viviendo el aficionado de a pie desde hace años. Demasiados años.

Ayer se volvió a ver un equipo plano, sin ideas ni personalidad. Se volvió a ver a un rival que no debía ser muy superior, pero que barrió del campo al conjunto verdiblanco. De nuevo se habló de los errores cometidos, del orgullo no mostrado, y de la necesidad de cambiarlo para ser un equipo competitivo.
Y mientras, el aficionado cansado de ver y escuchar lo mismo, se pregunta cuándo será la última vez que eso ocurra. La teoría llega a estar ya manía. La incógnita es el momento en el que se pondrá en práctica.

De nada valía ayer el VAR ni los penaltis o las expulsiones. Ayer no hubo nada de eso, tan solo indolencia.
De nuevo el Real Betis se ha convertido en el conjunto más goleado de la liga. La peor defensa del campeonato con nada menos que 21 goles encajados en 10 partidos.
Han pasado varios entrenadores, muchos jugadores, y los errores siguen siendo los mismos. Un equipo carente de carácter en muchas ocasiones con una irregularidad más que patente. El denominado “Currobetis” cada vez da más malas tardes que buenas. Las goleadas se van convirtiendo en algo habitual, y lo peor es que parece que se asume con el paso de los años. Nada más lejos de lo que debería ser la realidad de este gran club.

Es hora de saber ganar y hasta de saber perder. Es el momento del golpe sobre la mesa para que los mismos errores no vuelvan a suceder, ya que la situación preocupa y mucho, pero también agota. Y no agota precisamente a cualquiera. Agota al principal activo del club, su afición.

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