Joel (3). Poco que hacer en la jugada del 0-1, pero es la historia de siempre: a un portero se le pide que pare. Y el Granada, con apenas tres llegadas, se llevó dos goles del Benito Villamarín. El segundo de ellos, por el palo que correspondería al guardameta.
Emerson (2). Hizo una bicicleta a los pocos minutos del comienzo que acabó en nada. Y el comentario es perfectamente aplicable a su partido, posiblemente el peor desde que llegó al Betis. Acabó sustituido por Barragán.
Mandi (4). No estaba teniendo su peor partido (en parte, porque el Granada apretó muy poco en ataque), pero sale en la foto del 2-2, por lo endeble de su marcaje a Soldado. El valenciano controló, se perfiló y disparó.
Feddal (4). Su partido, en cierta medida, se parece al de Mandi. Su error de marca en el 0-1, no obstante, no se antoja tan violento como el del argelino, pero tampoco estuvo fino en lo demás.
Pedraza (5). Volvía a la titularidad varias jornadas después, en detrimento de un Álex Moreno muy desacertado en el Pizjuán, y no necesitó demasiado para mejorar las prestaciones del catalán. De lo poco salvable del primer tiempo.
Édgar (4). De más a menos. Empezó bien el partido, ratificando incluso a los que defendemos su titularidad, pero tras ver una amarilla que en directo no se entendió, se autocensuró y perdió fuerza en el centro del campo. Pudo –y debió- haber hecho falta en el 0-1. Terminó sustituido.
Guardado (3). Otra de las novedades de Rubi en el once y otra de las grandes decepciones del partido. Tras la amarilla de Édgar, tuvo que recular unos metros y, si ya estaba muy desacertado, terminó de dispersarse.
Canales (4). El gol de penalti –perfectamente ejecutado, todo sea dicho- no le da para aprobar en otra actuación irreconocible del centrocampista cántabro. Ha vuelto del parón en una forma muy deficiente y el equipo lo acusa.
Fekir (3). Otro que jugó ante el Granada su peor partido de la campaña. Rui Silva le sacó una mano prodigiosa a un disparo que volaba hacia la escuadra. Fue el único detalle reseñable en un encuentro en el que tampoco se ofreció como otras veces.
Joaquín (4). Lo intentó como el que más y tiró del equipo en los pocos minutos decentes que disputaron los de Rubi, pero es que el fallo que cometió en el gol del Granada es muy grosero. Si no tuviese 38 años, se diría que pecó de juventud.
Loren (4). Se dejó caer a banda, se ofreció cerca de la media punta e intentó disparar cuando olía sangre, pero es que Fekir, Canales y compañía no le ayudaron lo más mínimo. Como otros, fue de más a menos.
Aleñá (1). Repite nota, porque repitió actuación, con todo lo malo que eso conlleva. Entró por un errático Guardado y, no sólo no mejoró al mexicano, sino que directamente representó la total pérdida del centro del campo. Tan intrascendente que cuesta entender que la dirección deportiva se planteé prorrogar su cesión.
Tello (5). Marcó el gol que, durante unos minutos, garantizó la continuidad de Rubi. Y no es ningún crimen reconocer que lo hizo con mucha fortuna. Tampoco que es lo único que aportó desde su entrada al comienzo de la segunda mitad.
Borja Iglesias (5). Probablemente no aportase más que Loren, quién le arrebató merecidamente la titularidad, pero llega al aprobado porque provocó el penalti que reinsertó al Betis en el partido. Poco más.
Láinez (2). Nada que ver con el ímpetu que transmitió en sus minutos frente al Sevilla. Entró al campo al alimón con Borja Iglesias, pero aunque contó con tiempo suficiente, su presencia pasó totalmente inadvertida.
Barragán (5). Rubi le dio entrada en los últimos minutos para aprovechar la única cualidad en la que, en condiciones normales, puede hacer sombra a Emerson: los centros desde ¾ de campo. Uno de ellos acabó en el penalti que supuso el 1-1. Cumplió.