Qué nos gusta una copa

Llegó ese momento de la temporada en la que el bético se empieza a ilusionar. En la que vuelven los mejores recuerdos de nuestros últimos 25 años. Vuelven los campos de tercera. Esos en los que el balón parece una pelota de rugby debido a la irregularidad del césped. Los centrales aguerridos que rascan la espinilla de cualquier delantero de tu equipo para enseñarle “el fútbol de verdad”. Vuelve la Copa del Rey. Vuelve la Copa del Rey y los béticos volvemos a echarnos a la carretera para desplazarnos, esta vez no tan lejos, a un partido de la competición que más gusta entre la afición verdiblanca. El Real Betis vuelve a uno de los campos con más salero e historia de Extremadura, como es el Francisco de la Hera de Almendralejo. 

Ya en el inicio del viaje hacia Extremadura, en la carretera, se podía anticipar lo que iba a ser el día: la marea verdiblanca iba a inundar de nuevo una ciudad más. Cada coche que adelantamos o que nos adelantaba, repleto de béticos, y eso fue lo que se vio en cada rincón de Almendralejo. Fuimos más de 5000 los locos de la cabeza que nos plantamos en esta ciudad extremeña para poder disfrutar de la que ha sido la victoria más abultada de toda la historia del Real Betis Balompié. Desde primera hora de la tarde ya se podía disfrutar de ese olor a pólvora, de esos cánticos que se escuchan desde todos los puntos de la ciudad, en definitiva, de ese beticismo que derrocha cada bético en cada acción que hace. La previa, más de lo mismo: bengalas, bebidas y béticos por todas partes. Lo que le aporta a la animación ese olor a pólvora y ese humo verde sigue siendo una de las mejores sensaciones que puede tener un aficionado que de verdad disfruta con la animación y que se deja el alma por su equipo.

Llegó la hora de entrar al campo. Colas interminables en los sectores donde iba alojada la afición del Betis. Eso sí, no puedo referirme a ella como visitante, porque una vez más se demostró que el Real Betis es local allá por donde juegue. Repletos de béticos el sector de Fondo Norte, donde el club extremeño había facilitado las entradas a los aficionados béticos. Y, para sorpresa de nadie, el Fondo Sur también estaba repleto de béticos. Bombos de animación, pancartas, banderas, bengalas…, igual algo deberían de aprender La Liga y la Uefa sobre qué se puedo o no entrar a un campo de fútbol, porque a la vista está que con responsabilidad mejora y mucho el espectáculo. El Real Betis tampoco es que ponga mucho de su parte, que vetó a Gol Sur 1907 la posibilidad de introducir un tifo realizado con motivo del partido y que, tras mucho esfuerzo y trabajo, se ha visto obligado a quedar en tierras sevillanas. Quitando esas negativas a la animación por parte de clubes y estamentos deportivos que los aficionados no llegamos a entender del todo, la grada estuvo de 10 nuevamente. Compartiendo con los aficionados locales el espacio, respetando a todos, e incluso, cantando los goles del modesto club rival.

Después de la enésima demostración de que esta es la mejor afición del país, toca esperar al sorteo para ver dónde vuelve a desplazarse la marea verdiblanca en una nueva ronda de copa. Y, tras pasar un día y regresar a casa, aún resuena en mi cabeza ese: «Llegó la banda del campeón, míralos que locos son…».

Y para terminar, cómo no acordarme de uno de los nuestros. Después de un día de fiesta, en el que más de 5000 béticos se han echado a la carretera para poder disfrutar de su equipo, para poder animar como si de la final de la Champions se tratase, para enseñar a todo una ciudad cómo Almendralejo, que no disfruta del fútbol profesional desde hace varios años, lo que es capaz de hacer la mejor afición de España. Después de este día de celebración y cuando menos te lo esperas, uno de los nuestros nos deja prematuramente en un accidente de tráfico volviendo a casa después de disfrutar de lo que más feliz nos hace a todos. Desde este espacio y desde esta humilde persona, le mandamos un fuerte abrazo a toda su familia y amigos. Descansa en paz, Manuel.