Año tras año, el bético de a pie tiene un hábito peligroso. Intrínseco a la identidad verdiblanca, cada mes de agosto la ilusión aflora por los poros de estos sevillanos ilusos. A priori, este sentimiento de fe y esperanza que brota debería ser algo impensable visto lo visto. Aún así, como bien dijo un loco por las trece barras algún día, «El Betis es una enfermedad de la que no queremos curarnos». En este sentido, la experiencia es una de las virtudes más sinceras, incluso la que más. Por ello, desgraciadamente el Real Betis, al igual que en cada período estival comienzan las ilusiones, su antítesis tiene lugar tras varios meses de competición en los que el equipo no consigue encadenar dos triunfos consecutivos. Aquí, la paciencia se agota, las palmas y los vítores se transforman en pitos y desaprobaciones, y las gradas empiezan a demandar la circulación de cabezas. Normalmente, el sabio graderío del Villamarín divisa a leguas el claro culpable, no obstante también se equivoca.
Borja Iglesias aterrizó en Sevilla con el deseo más profundo de alcanzar la gloria, algo que a veces no concordaba con lo que se veía sobre el césped. En la primera temporada, tan solo consiguió enviar el balón a las mallas en tres ocasiones. Ya fuera por una serie de factores externos como la pesada ‘mochila’ de presión que llevaba a hombros, o bien se debiese a una simple mala racha, el nueve del Real Betis no logró realizar una temporada acorde a las expectativas que se tenían sobre su figura. Sin embargo, el comienzo del 2021 le ha venido de perlas. El jugador suma siete goles en los últimos seis partidos, si sumamos el doblete de ayer a su casillero particular. Fruto de la constancia y al término de moda conocido como resiliencia, que consiste simplemente en la capacidad de reivindicarse ante situaciones adversas, el ‘Panda’ vuelve a ser el que era. Es más, siempre ha sido el mismo.
El ex del RCD Espanyol requirió los servicios de la psicóloga Patricia Ramírez durante el período de ‘arresto’ domiciliario al que nos vimos sometidos lamentablemente, tal y como pudo verse en el documental de Six Dreams, pero ninguna norma lo impide. Cierto es que los delanteros viven del gol. No menos cierto es que para anotar ese gol cada domingo, se requiere un gran esfuerzo y una gran implicación, y esto es algo que Borja nunca ha dejado de demostrar.
Nadie sabe como concluirá la temporada en Heliópolis. Aun así, como es evidente, el equipo atraviesa por un momento muy dulce y, sin lugar a dudas, uno de sus máximos artífices es Borja Iglesias, un delantero que se negó a sucumbir.