Llegó la cuaresma. Este día, marcado en un color que por supuesto no es el rojo, (o al menos en mi calendario), da inicio a un camino que culminará con la celebración de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Cristo. Comienzan los preparativos en las callejuelas, en cada acera y cada balcón. Un faldón por aquí, una tienda de capirotes por allá. Y mientras tanto, el azahar empieza a brotar de los naranjos, de la misma forma que de las ventanas sevillanas escapan nubes de humo de «Rey de Reyes». Hoy, la ciudad despierta vestida de Hebrea. Hoy, en la ciudad, unas cenizas que resultan de la quema de palmas y ramos del Domingo de Ramos del año anterior, bautizaran las frentes de la ciudad con una frase para el recuerdo: «polvo somos y en polvo nos convertiremos».
En otro lugar de Sevilla, no menos cofrade, no menos Sevilla, aguarda para el mes de abril otra fecha también muy señalada. La Misión es clara: la Final de la Copa de Su Majestad el Rey de España, (todojunto). Doy por hecho que el calendario litúrgico la recoge, yo ni pienso nombrarla. Me sudan las manos al escribir mientras merodea por mi mente. Me parta un Rayo el jueves si peco de mezquino por comprar el vuelo de vuelta a Francia después de la final. Al fin y al cabo, algún día aprenderé de mis errores. Todos los cometemos, incluso el sabio pueblo del barrio de Heliópolis, que dio por hecho que un 2-0 en el minuto 54′ del partido de Ida ante el Valencia sería suficiente para pasar la eliminatoria.
Agua pasada no mueve molino. No ganarle al Valencia, afortunadamente, no va a decantar la eliminatoria ante los piratillas de chicha y nabo. Tampoco la derrota en el derbi debe minar la moral. Tal vez un poco sí lo hará, pero a nivel microscópico en comparación con caer derrotado en una eliminatoria a la que ya traes ventaja. No quiero ser esclavo de mis palabras en un futuro, pero no pasar de ronda tal y como está es sencillamente desperdiciar un caramelito. Y no un caramelito cualquiera, no. ¡Una Picota! Una de esas que te da el nazarenito y te quita todos los males. ¡Qué mala leche hay que tener para no querer unas vacaciones en el Barceló en pleno abril!.
La corona en Sevilla la lleva quien la lleva. Está bien, ya dejo el macarenismo aparcado, y los juegos de palabras. Hay un equipo que está a un solo partido de disputar una Final en el islote cartujano, pero yo no voy a decir quiénes somos. Abril espera, a la Copa mi Betis juega… ¡Al cielo con ella, valientes!