Ha llegado. El día que los béticos tienen señalado en el calendario hace semanas. El tema favorito en cada barra de bar, en cada descansillo, en cada autobús. Ya está aquí el momento que hace que cobren sentido los miles de balcones teñidos de verdiblanco. La cuestión que a más de uno le quita el sueño. Nuestra bendita ciudad, engalanada. No seré yo el que os lo descubra; la final de la Copa del Rey se disputa en 24 horas.
17 años sin grandes noches de balompié. Casi dos décadas plagadas de proyectos decepcionantes, polémicas dentro y fuera de los terrenos de juego, temporadas que parecían que sí y después nada. Nadie dijo que el bético no conoce el sufrimiento. Llegar hasta aquí esconde incontables lágrimas, frustraciones, dolores.
Pero siempre existía ese sueño de ver que este año sales campeón. Esa obsesión con las noches de grandes gestas son las que empujaban arriba al beticismo, a mirar al futuro con optimismo. Porque aunque último estuviera, eres el único club al que siempre vieron, ven y verán campeón. Y es que en Primera, en Segunda o en Tercera, en cada colegio siempre hubo un niño que, lejos de decantarse por Barça o por Madrid, mostraba orgulloso su camiseta verdiblanca. Le llamarán loco de la cabeza, pero es que no puede vivir sin ella, ni sin ti.
Si empezamos a contar la cantidad de los años, jugadores y también presidentes que han ido pasando por el Benito Villamarín, vemos que hay algo que no cambia. Fondo, Preferencia y nuestros queridos Goles siguen presentes, repitiendo la misma premisa. «Me quedo contigo«, tres palabras que resumen un corazón que ya tiene un siglo. No importa la riqueza, ni la gloria, somos presos de las 13 barras, de tu leyenda, por tu majestad, por esa grandeza que llevas contigo. Ay amor…
Una afición que nunca te falló (manquepierda) siempre estuvo a tu lado tanto en Milán, San Petersburgo o Lyon, pero también en Sabadell, Salamanca o Huelva. Ustedes ya saben lo que tienen que echarle, de animaros ya nos encargamos nosotros. Miles de canciones, tifos y horas de viaje para que siempre jugases de local. Tanto en casa como fuera, siempre atronó un Musho Betis allá donde fuiste, en las buenas y en las no tan buenas. Un escudo, una bandera y un pedazo de afición, no traten de entenderlo.
Querido Betis, pasan los años y te quiero más. En días como hoy se nos vienen a la mente miles de partidos, momentos y nombres desde que fuiste campeón de España en el Vicente Calderón. La finta y el sprint de Joaquín, la entrega de Juanito, las bocas abiertas que dejaba un gol de Assunçao, Oliveira o Edu, las faltas de Beñat, la dupla Rubén Castro–Jorge Molina o la magia de Lo Celso. Mención especial a Pepe Mel, esta final también es suya. Todos, con una misma obsesión; un Real Betis campeón. Con el «Betis Alé» en la boca, la marea verdiblanca no dudará en recordarles en las horas previas, aquellos que pusieron su granito de arena para hacer un Betis grande.
El río de Sevilla, novia del Betis, abrazará el estadio de la Cartuja donde se disputará esta cita con la historia. Por primera vez llenarás tres estadios por un mismo partido. En primer lugar, el Estadio Olímpico de nuestra ciudad, con un tifo de más de 1600 metros cuadrados. La fiel infantería verdiblanca estará representada de la mejor manera con más de 20.000 gargantas que recordarán una y otra vez nuestro lema más preciado. Si fallan las fuerzas mírense el escudo, no hay nada más bonito en el mundo. Luego tenemos nuestro templo, con una pantalla a la altura de la cita que brindará a 40.000 aficionados más la oportunidad de seguir la final de la Copa.
Dije que llenaríamos tres estadios. No crean que me he vuelto loco, pues así será. Si miran allá arriba, donde acaba el cielo, está el tercero. La grada en la que todos conocemos a un abonado o abonada. En nuestro cuarto anillo, está esa persona que nos inyectó el veneno verdiblanco en vena, la que nos llevó a nuestro primer partido, la que nos acompañó en el primer tour. Piensen en esa persona a la que le dedican cada logro. Béticos y béticas de todas las ciudades y edades que ocupan su asiento cada domingo al sol para sufrir, animar y celebrar los partidos de nuestro Betis, nuestro viejo amigo.
Por Miki Roqué y su eterno minuto 26. Por la sonrisa Pascual González. Rafael Serna y su himno del centenario. Por nuestro querido Miguel Toral, que te acompañó allá donde fueras en su camilla. Leyendas como don Luis del Sol, Rogelio o Frasco. Doña Concepción Andrade, ya para siempre abuela del Betis. No dudes en que desde el cielo te estarán animando.
Por todos ellos y por todas ellas, que ocupan un lugar en nuestra memoria, dale una alegría a sus corazones. Si algo sé, es que juntos lo vamos a conseguir.