Una Londres fría

Bellerín Betis
Héctor Bellerín, sentado sobre el césped tras su último partido con la verdiblanca. (Foto de CRISTINA QUICLER / AFP via Getty Images)

Hace frío fuera del Villamarín, mucho frío. De hecho, cuando el Betis entra en ti es que ya no sale. Yo no me enamoro más, que ya me enamoré una vez y tengo por entendido que loco voy a volverme. Lo dice El Barrio, te lo firma una hinchada entera. Les une lo mismo, una pasión bizarra. A muchos les cae por herencia, a otros simplemente se le cruza en el camino de la vida. Si me preguntáis qué es, sigo sin saber la respuesta. Eso sí, tengo la certeza de que la vida sin Betis no tendría sentido. Lo vuelvo a intentar por enésima vez. El Betis tiene amor, amigos, alegría. Es un refugio para los malos momentos. Son horas de cervezas alrededor de un mismo tema. Es un patio del colegio, un descanso en una monotonía de oficina o una primera toma de contacto. Es un sentimiento común con abuelos, padres, primos, profesores y si tienes suerte, hasta con el quiosquero. Si sabes que es del Betis, os hacéis amigos seguro. Es arte, es belleza, es algo mágico. Es una cita romántica con cincuenta mil enamorados como tú. Les une un vínculo, les pierde una bendita trampa. Si caes, atrapado te quedas y no hay manera de salir de ahí. A mí me acompaña desde mi primer chupete y será seguro el mejor regalo que nunca me habrán hecho. Esta carta de amor que te escribo en esta cálida noche de verano tiene por motivo tu ausencia. Maldita estación del año. Vuelve viejo amigo, te espero con ansias. Me siento perdido desde que no estás. Paso las horas muertas tratando de recordar los maravillosos momentos que se fueron. De seguro que Héctor Bellerín se siente igual. ¡Cuánto dolor sentimos con tus lágrimas! Es difícil encontrar alguien que te quiera, te mime, te de cariño, te defienda, te honre y te desee tanto en tan poco tiempo. Más difícil es que aprenda a valorarte con tal facilidad. Él se dio cuenta de que lo que tenía a su lado merecía la pena. Y quiere volver. Está como loco por volver a Heliópolis. Él también dejó amigos aquí. Humilde, leal, atento, sencillo y respetuoso, celebró la Copa como un bético más. Lo es, la afición lo sabe y lo quiere de vuelta. Su ausencia es dolorosa. Pero, ¡qué poquito falta para que estéis juntos de nuevo! A su nuevo amigo. La imagen de allí arribota me transmite algo que sé reconocer. Estaba alucinado, camelado, ensimismado, embaucado, pasmado y enamorado. Espera. Sí, enamorao’ hasta las trancas. Entiendo que tenga el alma rota. Me encuentro en la misma situación que él y seguro que tú también. Los tres queremos Betis. Me pongo tontorrón pensando en tu vuelta. ¿Qué más te escribo? Tengo la garganta anulada y el corazón hecho trizas. Largo se hace el mes de agosto, pero más larga tiene que ser una vida sin ti. Bendito seas por siempre, Betis. Qué frío hace fuera del Villamarín.

Ivan Diaz

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla. "El fútbol que se lee".

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