Empate sin goles en casa del Valladolid. Se repitió la misma historia; una expulsión del último defensa (esta vez, Pezzella) por segunda jornada consecutiva condena al equipo. Era uno de esos viajes de los que gustan al aficionado bético. El José Zorrilla recibió a más de 500 miembros de la fiel infantería verdiblanca, que se hicieron sentir en Pucela durante las horas previas al choque.
El arranque del partido parecía mostrar una buena actuación del Betis. En el segundo 20, una magistral jugada entre Canales y Borja casi acaba en un tempranero gol, pero el balón se marchó demasiado alto. Tras un inicio algo tímido, el Valladolid empezó a despertar y hacerse con los mandos del encuentro. Pasado el cuarto de hora, los verdiblancos se hicieron notar más en campo rival, con varias buenas llegadas que costaba concretar en tiros a puerta.
En el minuto 34 llegó la acción que marcaría el resto del partido. Un balón en largo para Óscar Plano dejó al 10 del Pucela con Pezzella como último obstáculo para batirse mano a mano con Rui Silva. Inicialmente, la jugada se saldó con mano del atacante en el control, pero la llamada del VAR desembocó en la expulsión del central argentino, al igual que en Vigo con Luiz Felipe como protagonista. Otra vez el Real Betis volvió a complicarse la vida a domicilio sin necesidad. El sacrificado por Pellegrini fue Rodri, que tras una primera parte algo gris cedió su lugar a Edgar. Los ataques del Valladolid fueron sucediéndose en los compases finales. Una sensacional parada de Rui Silva con el pie, propia de un portero de balonmano, sostuvo al equipo hasta la marcha a vestuarios.
Tras los 15 minutos de descanso, Pellegrini reajustó al equipo adecuando su famoso plan a los 10 futbolistas con los que contaba sobre el césped, sin sustituciones. La segunda parte comenzó equilibrada. No hubo demasiadas llegadas, pero sí la sensación constante de que cualquiera de los dos conjuntos podrían desnivelar el marcador. La sociedad Sergio León – Kike Pérez fue una de las mayores amenazas de los locales. Un Valladolid que colgó numerosos centros laterales mediante Iván Sánchez y Sergio Escudero, pero que no llegaron a concretarse. El Ingeniero retocó al equipo con una doble sustitución para refrescar una banda derecha un tanto imprecisa. Tanto Luiz Henrique como Montoya abandonaron el campo en beneficio de Aitor Ruibal y Sabaly.
Una de las ocasiones más claras del partido llegaría en el minuto 60 desde la bota izquierda de Canales. Un gran pase de espaldas de Borja Iglesias dejó solo ante el portero al cántabro, pero el disparo fue tan centrado que Masip no tuvo excesivos problemas para detenerlo. A partir de este momento, el Betis no dudó en sumar efectivos en ataque hasta que las piernas comenzaron a fallar. La banda derecha comandó la gran mayoría de incursiones béticas. Willian José ocupó el lugar del Panda, pero su posición fue la de extremo izquierdo durante gran parte de sus minutos, siendo Canales la referencia.
Tras algún que otro amago del Valladolid de brindar su segunda victoria como local a su afición, Del Cerro Grande indicó el final del partido. Un encuentro con muy pocos tiros a puerta (cuatro entre ambos equipos) que hace justo el empate. A priori, el sabor del punto cosechado por parte del Betis parece bueno, sabiendo que jugó la mayoría del tiempo con uno menos. Sin embargo, existe la sensación de haber repetido la misma acción que en Vigo costó una derrota, sumado a la pérdida de cinco puntos en dos jornadas por el mismo fallo. La reacción en la segunda parte de Balaídos no se vio por ningún lado en el Zorrilla. Con una temporada tan larga y el aumento de la exigencia en cuatro competiciones por disputar, los chicos de Pellegrini deben aprender los errores cometidos para que no cuesten tantos puntos.