La «crisis» que todos soñábamos

El efecto péndulo. Una manera de entender la polarización que se respira hoy en día. No únicamente en el fútbol, sino en la sociedad en sí misma. Cuanto más lejos llegue un extremo de opinión, su opuesto hará lo propio. Y es que los extremos son muy cómodos; no necesitan filtros, ni contención, ni tan siquiera una justificación. Caes en él… y a vivir. Esto mismo ocurre en el Real Betis, un equipo en el que la gloria y el fracaso únicamente están separados por un partido de distancia. Esta afición es así, muy intensa para lo bueno y para lo malo. Pero, sí hay una cosa cierta, es que los de Pellegrini siguen ahí.

Los varapalos europeos y coperos son evidentes. No es plato de buen gusto para el bético ver cómo su equipo cosecha el único de los nueve resultados posibles en esa última jornada de grupos contra el Rangers que le apea de las eliminatorias de la Europa League. Tampoco es agradable ver cómo el equipo ofrece una de las peores imágenes (si no la peor) de los últimos cuatro años en Mendizorroza para decir adiós a la Copa. Y mucho menos caer ante el Dinamo de Zagreb en Conference tras la mala gestión de las entradas. Tres fracasos. Porque hay formas y formas. A final de temporada, habrá que sentarse a analizar lo sucedido y evitar que se repita. Pero… ¿De verdad alguien se ha bajado del barco?

Tanto en las buenas como en las malas, los responsables en mayor o menor medida somos todos. Desde el último jugador de la plantilla hasta el primer directivo, pasando por el entrenador y su cuerpo técnico. De la misma manera se falta a la realidad achacando todas las culpas a uno de estos eslabones, como endiosando individualidades en los éxitos. Es en los malos resultados cuando más hay que arrimar el hombro para mantener lo que tantas décadas le ha costado presenciar al bético: un Real Betis asentado arriba. Porque sí, pese a los intentos de desestabilización de unos y de autodestrucción de otros, me temo que los de Pellegrini siguen ahí.

Cuando hay sangre, aparecen las hienas. Discursos cuyo único propósito es desestabilizar lo conseguido con tanto esfuerzo. Mensajes que llevan meses y meses en borradores, aguardando empezar las guerras personales de cada uno. Recordar sucesos del pasado para empañar el presente y destruir el futuro. Tampoco hace ningún bien adular, blanquear o hacer que nada pasa. Mensaje a los béticos; no caigan en los extremos. Mismo error es caer en la precipitación y construirse castillos en el aire en las buenas, como querer quemarlo todo en las malas. La unidad y el bien del equipo deben prevalecer entre los aficionados, como siempre ha ocurrido, ante mensajes dañinos. Porque, ¿saben qué? Una cosa es lo que se lee en Twitter… y otra lo que se respira en el Villamarín. A los 53.000 espectadores bajo la intensa lluvia de ayer me remito, pese a los anteriores cuatro muy malos partidos.

En el (supuesto) peor momento de las últimas cuatro temporadas, el equipo está sexto en estos momentos; dos puntos sobre el séptimo y seis por encima de octavo y noveno. Esto se lo dices hace no mucho a alguien que venga de tragarse un viaje de horas en coche a Salamanca en Segunda y no te cree. Pellegrini y sus cosas. Una forma un poco rara de estar «cansado» y «harto» del equipo, ¿no? Incluso hay quien le acusa de setienizarse en las ruedas de prensa… cuando el chileno se las sabe todas. ¿De verdad nadie ha notado su habilidad ante los medios para descargar de presión y culpa a sus jugadores? Sabe que él sí puede, debido al rédito que posee ante la hinchada verdiblanca, cargar con las críticas, porque su fiel afición jamás le va a abandonar. Más sabe Pellegrini por Manuel que por Pellegrini.

Tan sólo el Real Madrid (16) ha encajado menos goles que el Real Betis liguera (26), quienes únicamente han perdido 2 de las últimas 21 jornadas. Pueden echar un vistazo a la cantidad de derrotas o goles encajados por el Betis antes de la llegada del chileno. Va a ser complicado encontrar una campaña que baje de los 50 tantos este siglo. La competición doméstica debe ser la prioridad (que no lo único importante) para el club, tanto por lo deportivo como por lo económico. Europa es una asignatura pendiente para el Betis, no cabe la menor duda. Pero creo que todos estamos de acuerdo en que competir año tras año entre semana es la forma de quitarse esa espina. De poco sirve para seguir creciendo llegar a semis de Conference si quedas 11º en Liga. El Betis está en el camino adecuado, los éxitos llegarán.

Está siendo una temporada muy difícil para el club por diversos aspectos. Los problemas económicos siguen azotando al Betis. Jugadores claves en los últimos años han dicho adiós, como Joaquín, Sergio Canales, Juanmi, Borja Iglesias… Hasta 14 llegadas y 16 salidas, una plantilla casi totalmente renovada que evidencia la renovación del plantel y, como todo cambio, necesita su tiempo para asentarse. Se ha rejuvenecido el primer equipo, con fichajes como Cardoso, Altimira, Abde, Chadi Riad… o el debut de canteranos como Assane, Pablo Busto, Visus, Pleguezuelo o Sorroche. Las ausencias y lesiones también han mermado toda la temporada al Betis, pues únicamente ha completado un entrenamiento esta temporada con todos los efectivos disponibles. Factores inevitables o evitables, errores o imprevistos, lo cierto es que el Betis sigue a flote pese a las adversidades, una vez más. Porque sí, amigos y amigas; pese a todo, los de Pellegrini siguen ahí.

Hay muchas cosas que mejorar en el Betis. Pero muchas. Siempre se puede llegar más alto, y hay que trabajar para ello. No está mal en momentos como éste pararse, respirar y ver el camino que hemos recorrido todos juntos. ¿Saben cuánto tiempo hacía que el Betis no encadenaba 10 temporadas consecutivas en Primera? Habría que remontarse a la década de los ’80. Porque sí, el pozo, eso que hoy en día suena tan lejano y vemos tan atrás, era uno de los mayores temores del bético hace no tantos años. Por fin ha llegado el momento que al bético le sabe a poco lo que hace un tiempo era un éxito. No lo tiremos ahora todo por la borda. Porque, por mucho que a algunos les pese, los de Pellegrini siguen y seguirán ahí.