Ver al Real Betis nunca es feo, pero el partido de hoy frente al Deportivo Alavés tampoco es que haya sido para volver a verlo repetido, para qué vamos a engañarnos…
Es cierto que hemos tenido la posesión, las mejores oportunidades y el control del partido durante gran parte de la contienda, pero era el típico partido contra un equipo del Norte que estaba, históricamente, destinado a terminar 0-0.
Es conveniente resaltar que hemos hecho más faltas que el Alavés, aún teniendo el control del juego. Y es que esto es otro aspecto más del fútbol que hay que dominar para acabar ganando como se ha hecho finalmente.
Personificando en algún jugador, muy destacable el partido de William Carvalho, Guardado y Edgar, este último cada partido más asentado y asumiendo galones en el centro de la defensa, sin achicarse ante ningún rival.
El equipo de El Ingeniero se está acostumbrando a manejar cada vez mejor este tipo de situaciones, haciéndose fuerte en los tramos finales de los partidos para acabar “matando” al rival. Esa fase del fútbol llamada “Zona Cesarini” y que últimamente bien podría llamarse “Zona Pellegrini”.
Hasta creo que ha sido raro para los béticos ver cómo se controlaban los minutos del descuento sin pasar apuros y matando el partido con un córner en corto y tocando el balón en la banda izquierda, como hacen los equipos con oficio y bien trabajados. ¡Cuánto hace que no veía eso en mi Betis!
Una vez más, cambios muy acertados de nuestro entrenador para abrir el campo y atacar por las bandas. El que mejor lo ha entendido ha sido nuestro eterno capitán, que no ha parado de entrar en juego desde que saltó al campo con 30 minutos por delante hasta dar esa asistencia al panda que nos ha dado tres puntos de oro.
Por el contrario, Tello estuvo desaparecido y apático, lo que tristemente suele empezar a ser más normal de lo habitual.
En definitiva, partido gris y feo pero trabajado, y tres puntos que se vienen para Sevilla. No hay tiempo para disfrutar, el Leverkusen esta aquí en tres días.