No hay título más grande

SEVILLE, SPAIN – APRIL 23: Joaquín Sánchez celebra la victoria en la final del pasado sábado. (Foto de Juanjo Ubeda/Quality Sport Images/Getty Images)

No hay título más grande que llevarte dentro. No fue la Copa, no se equivoquen. El bético siempre ha sido y será feliz. Es la eterna alegría de nuestras penas. La cura de un dolor que nunca duele porque mi padre, que me dejó por herencia el privilegio más grande, me inculcó que sarna con gusto no pica. Tenía razón, como siempre. También lo tuvo el silencio que gritó su alma cada vez que le hice esa pregunta. Es el temor más grande ya que nunca habrá palabras. ¿Qué es el Betis? Se conectó ese silencio con el instante previo al gol que nos dio la Copa. Un giro de cabeza me hizo acercarme a la definición, cuando a mi lado, mi hermano me agarraba sin consuelo alguno. Fueron lágrimas de amor que brotaron directamente del corazón. No supe el porqué pero yo también las tenía. Fue en la victoria donde alcanzamos la gloria y gritamos a los vientos que era campeón, pero como dice un verso de Landisky, «fue en la amarga derrota, con el alma rota donde pude comprobar que el cariño que nació de niño me acompañaría hasta la eternidad».

Fue el niño contento al colegio, con su camiseta del Betis tras proclamarse campeón de la Copa de S.M el Rey de España. Algo con lo que tanto soñó porque, si no tenía la mayoría de edad, no había visto a su equipo tocar plata todavía. Esperad, vamos a reparar un momento en el principio de este párrafo escrito en verde y blanco. En realidad, el niño nunca dejó de sonreír. Siempre estuvo orgulloso de las trece barras que porta en su camiseta. Un niño que solo es un niño, pero que da una lección de vida a muchos mayores. Son esos que buscan hacerles daño con la inmensa vitrina de títulos que tiene su equipo. Son además aquellos que aseguran su superioridad desde el andamio de la soberbia que se desmorona de un chasquido cuando el crío agarra con fuerza las costuras de su tela verde de Esperanza y Blanca de Pureza. Nunca lo llegarás a entender. No va de fútbol, va de Balompié. Yo tampoco lo entiendo.

No es el más bueno, pero sí el más querido. Es Joaquín el jugador con más derrotas de toda la historia de Primera División. Es esto el Betis en su más pura esencia. Un padre quiere a su hijo sea médico, bombero o electricista, de la misma manera que el bético ama a su hijo sea o no campeón. Yo no voy a querer más al Betis por esto, eso desde luego. De hecho, si el lunes pierde contra el Getafe y se borran todas las posibilidades de aspirar a Champions lo querré tanto como si lo consigue. Da gusto ver al capitán del Betis levantando trofeos, pero recuerden que, pase lo que pase, siempre será Campeón.

¿Qué es el Betis?, intentaré vislumbrar una vez más. Es la emoción de mi padre poniendo a Dionisio (Denilson) en boca de mi abuela que sí, siempre está con él. Es el llanto de mi Pepe que agarraba la medallita del Gran Poder con la misma fuerza que agarraría la mano de su abuelo, porque allí estaba con él sin estar. Es la sonrisa dibujada en la cara de cada bético que llenó la Palmera. Es el quejío que lancé a mi estampa de la Macarena cuando susurró al oído a Miranda que iba a marcar el gol. El Betis son mis amigos bajo la lluvia en un día donde los paraguas se olvidaban a conciencia. El Betis es el antídoto al hecho de sufrir por ser bético. No hay nada más grande, dicho por un macareno.

Ivan Diaz

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla. "El fútbol que se lee".

Ver todas las entradas de Ivan Diaz →

Deja una respuesta