Crónica de la afición | Getafe 0 – 0 Real Betis: De lo esperanzador a lo infumable, oportunidad perdida y nueva final contra el FC Barcelona

Nabil Fekir durante el partido | Twitter Real Betis

El Betis ha ganado la Copa del Rey porque ha sido el mejor de la competición y lo ha celebrado con la natural alegría que merecía. Sin embargo, el lunes en la oficina contra el Getafe nos ha dejado a todos un encuentro pantanoso, enfangado y aborrecible, a causa de la segunda parte que ha perpetrado el equipo verdiblanco, que se ha demostrado a sí mismo que habrá de seguir esperando deméritos de los demás para acceder a Champions.  Inexplicable a todas luces esta segunda mitad, después de una primera parte plena de personalidad en la que solo faltó el gol.

Los empates suelen ofrecer múltiples lecturas, más aún cuando la línea de meta de la temporada se encuentra a la vuelta de la esquina y se empieza verdaderamente a calibrar el nivel global de la temporada.

Todavía hay que esperar para comprobar si habrá o no broche de oro, en medio del cabreo generalizado que invade al beticismo por la ocasión perdida. Y no sólo el marcador es motivo del enfado, sino la enorme distancia a la que ha estado el equipo de merecer ganar el partido, pese a que el rival tampoco ha dado serias muestras de peligro ante la meta de Bravo.

Más que broche; ciñéndonos al encuentro de hoy y dejando atrás las calculadoras, lo que se ha visto es puro barro, fango, desde el primer minuto del encuentro. No ha tardado más el colegiado del partido,  en decidir que soltar el codo a la cara de Canales por parte de Óscar y, sobre todo, realizar una entrada de clara amarilla por detrás, la de Arambarri a Sabaly, no eran merecedoras de amarilla (solo se lo pareció una temeraria entrada de Maksimovic sobre Fekir, para variar).

No son acciones espurias las referidas, pues el baremo ha sido aprovechado por un Getafe que ni olía la pelota para empezar a lanzar collejas a Fekir, escenificación teatral de Djené incluida, o para saber Arambarri, uno de los encargados principales del llamado juego destructivo en el equipo azulón, que consciente del criterio, ha repartido a diestro y siniestro contando alguna peligrosa contra bética, sobre todo una clamorosa a Canales.

En medio del juego local rayano en la violencia e inmerso en la racanería absoluta de cinco defensas, también sabedores de que el empate no les venía mal en su lucha por la permanencia, el Betis ha disipado toda duda de intensidad y concentración tras los festejos y ha metido materialmente en su terreno al Getafe, que solo ha estado a punto de generar algo tras un blando despeje de Pezzella en el que Víctor Ruiz salvó providencialmente tras el último pase. El central ha sido hoy, en conjunto, el mejor futbolista del Betis, con un partido sobresaliente ante dos delanteros en forma como Ünal y Borja Mayoral.

David Soria, entretanto, ha salvado a su equipo en la primera parte con sendas intervenciones en el alfa y en el omega, a cabezazo de Pezzela tras fenomenal centro de Canales en el minuto 1, y con ágiles reflejos para abortar un potente disparo de Fekir.

El Betis ha mantenido la posesión, ha jugado con sentido, ha firmado una primera parte con equilibrio entre líneas, circulación de balón en la que Canales ha tomado los mandos y lo ha intentado todo, que no era fácil (varios disparos más, de Canales y Sabaly o una falta que no se fue por mucho de Fekir, y juego en tres cuartos que aunque moría en la orilla tenía al Getafe maniatado) ante un cuadro local que desde que llegó Sánchez Flores ha encajado 24 goles (solo menos que el Real Madrid) y firma 35 puntos, noveno mejor equipo en Liga desde entonces.

De esa primera parte en la que el Getafe solo se pudo zafar ligeramente del dominio bético mediante la bronca y el barro, se ha pasado a la desoladora segunda mitad del Betis, nuevamente iniciada con dos entradas a mala uva de Damián y Djené sobre Canales y Fekir, clamorosas ambas, nuevamente saldadas con bula arbitral.

A partir de ahí, resultando todo lo lícito que pueda resultar que el bético se desespere y aborrezca el espectáculo, que para colmo había empezado con el Getafe presionando mucho más arriba y dando un susto con cabezazo de Okay despejado por Bravo, la realidad es que el Betis no ha existido sobre el terreno de juego, donde ha dado un festín de imprecisiones, una sensación asustadiza muy alejada de la ofrecida en la primera parte, y unas actuaciones individuales de las que pocos se puedan salvar, exceptuando a los dos centrales, muy concentrados en los sucesivos barullos con los que el Getafe ha buscado el gol y que no pocas veces acaban en desgracia, como pudo suceder con el último remate de Üñal dentro del área, que se marchó a pocos centímetros del poste izquierdo de la meta bética.

Ha intentado Pellegrini darle la vuelta al asunto retirando a Fekir, venido a menos en la segunda parte, y anteriormente dando entrada  a Juanmi y Láinez (me abstengo de valorar la actuación del mejicano), por Ruibal y Tello, que lo han intentado pero que no han superado tampoco a sus marcas.  Era la intención del técnico desbordar por bandas ante el cerrojo por el centro y la vemos apropiada, pero de inspiración andan cortos los extremos, y serán posiciones que se habrán de reforzar si el Betis quiere aspirar a más en el futuro.  William José tampoco mejoró el gris partido de Borja Iglesias y Joaquín tuvo alguna intentona sin éxito. Ni un tiro a puerta en la segunda parte, ¡hombre, por favor!

Todo concluyó como empezó en el Coliseo Alfonso Pérez Muñoz (habríamos tomado prestado gustosamente esta noche al mago de las botas blancas) y, mirándolo con perspectiva positiva, con un punto menos de desventaja concluida la jornada sobre el Atlético de Madrid, que recibe al Real Madrid, mientras que en Villamarín aguarda el FC Barcelonacon todas las papeletas (tratándose de este siempre singular Betis) para pagar los platos rotos del mal partido verdiblanco. Eso al menos, esperamos.

Víctor M. Martín.

Deja una respuesta